miércoles, 12 de mayo de 2010

Biografía en 44 pensamientos


Uno. Leche de cabra y trapos de luto. Desde ya, alérgica a la existencia.
Dos. Blancos pasillos de una casa blanca, habitación blanca, está enfermo el tio. Y ésta que hace aquí? Asepcia.
Tres. Arena y sol. Ese pescado es muy grande... y si me ahogo? Mas asepcia. La niña está sucia, cámbiame.
Cuatro. Patines y bicicletas, pero sólo el fin de semana. Por la casa no hay dónde. Dice mamá que es peligroso.
Cinco. A B C D E F...2 y dos son 4 cuatro y dos son seis. Así se escribe mi nombre. Leo el periódico y todos los carteles y avisos cuando vamos en el carro. PELIGRO, PROTiNal, nuciTa, TorondOY, KleeeeneeeeeeeeeX
Seis. Esta escuela es diferente. Más grande. Zapatos ortopédicos. El uniforme es blanco, que asco. No voy a brincar el potro. Soy asmática. Por qué tengo que escribir letra de molde si ya sé escribir de corrido?
Siete. El ciclo del agua. El estado físico del agua. Experimentos. Como pelean papá y mamá.
Ocho. Ella no quiere aprender a leer y mi mamá le compra unas letras rojas con fondo blanco. Palabras, frases. No quiere. Papá se sienta con nosotras a pintar y a jugar con plastilina.
Nueve. La maestra dice que esos dibujos no los hice yo. Yo lloro mucho porque si los hice. Mi mamá me defiende. Mi mamá pone la ropa de papá en una bolsa negra de basura. Cambio de cerradura. Papá no puede volver a entrar. Esa mujer dice que va a ser mi mamá. Mi hermana le grita que es una bruja.
Diez. Triste. Natación. Piano. Pintura. Guitarra. Judo. Bailes folklóricos.
Once. Guerra de las Galaxias. Miope. Desayuno sola en el banco debajo del árbol de mango en el patio del colegio. Ajena.
Doce. Secuestro. Sin permiso de papá mamá nos lleva lejos. Sin explicaciones. Finally Disneyworld! pero no dura mucho Mickey.
Trece. Hablo un inglés perfecto. Herramientas para mi maleta del destino. Otra vez me llevan lejos sin explicación.
Catorce. Y de nuevo en movimiento. Me quiero quedar aquí. Sola. Ellos ven internados, cambian planes. Hay que regresar. Con ellos. Noooooooooo
Quince. Soy cool. Frenillos inclusive. Soy cool y tengo muuuuuuuuuchos amigos.
Dieciséis. Soy más cool. Fumo. Mamá me bota de la casa. Regreso a los tres dias.
Diecisiete. En la universidad. No estoy lista. Too much. 
Dieciocho. Más experimentos. El primer amor.
Diecinueve. Mi papá tiene un hijo varón. No lo resisto.
Veinte. Se acaba el amor. Me acabo yo derretida en los restos de la desilusión.
Veintiuno. Agárrense que llegó Mata Hari.
Veintidos. A jugar con fuego se ha dicho.
Veintitrés. Que siga la rumba.
Veinticuatro. Soy ARQUITECTO. Y ahora?
Veinticinco. Sicoterapia. Sicoterapia. Sicoterapia.
Veintiseis. Más sicoterapia. Me quiero ir.
Veintisiete. Me voy en exactamente un año. Gracias a Dios. Mientras tanto, Mata Hari.
Veintiocho. Ve fuí! Yahoooooooooooooooooooo!
Veintinueve. Love again? Oh nooooooooooo!
Treinta. El amor me clava un cuchillo. Tengo que regresar? Claro! Hay que hacer país! De regreso en mi vieja habitación quiero morirme...
Treinta y uno. Me quiero ir de aqui otra vez. Este país no sirve. El amor viene a buscarme. Aqui no hay nada que hacer, el pais no quiere serlo. Australia anyone?
Treinta y dos. Salto al vacío en otro continente. Pero con el amor intacto y llena de fé. Incertidumbre...
Treinta y tres. Me puede decir alguién que estoy haciendo aquí? Prisionera del amor
Treinta y cuatro. Dolor. Muerte y renacimiento. Soy madre. Oh cielos! Y ahora? Me puede decir alguien que estoy haciendo aquí? 24 kilos de mas. Deprimida. Sin salida. Mi bebé me necesita. Yo casi no existo, pero vivo por él.
Treinta y cinco. Me puede decir alguien que estoy haciendo aquí? Gorda. Deprimida. Sin salida. Prisionera. Torturada.
Treinta y seis. Me puede decir alguien que estoy haciendo aquí? Gorda. Deprimida. Sin salida. Prisionera. Torturada.
Treinta y siete. Todavía no sé que hacer aquí. Me voy cinco de siete dias, diez meses. Me muero de culpa. Ahora soy MAESTRA.
Treinta y ocho. Fantástico. No estoy deprimida por primera vez desde hace años. Trabajo reconocido y fructífero. Me sueño de culpa. Pero soy fe...liz?
Treinta y nueve. Todo bajo control. (Eso creo).
Cuarenta. Papá me deja otra vez y esta vez para siempre. Traición. Me arrebatan mis laureles, mi trabajo, mis frutos, mi pasión. OMG! La depre llegó para quedarse. Sicoterapia.
Cuarenta y uno. Depre. Arrástrome para no dejar de moverme hacia adelante pero me clavan a puñalada limpia en el piso. Más sicoterapia.
Cuarenta y dos. Clavada. Gorda. Me quiero ir. La sicoterapia no sirve. Las drogas, si. Bienvenidos los antidepresivos, yupiiiiiiiii!
Cuarenta y tres. Clavada otra vez a puñalada limpia. La dosis de los antidepresivos es insuficiente, es que tampoco hay sol...Gorda. Me fui por un instante. Me arrepiento. Acto cobarde y egoísta. Que alguien me diga por dios QUE COÑO estoy haciendo aquí. Sicoterapia.
en 5 dias...Cuarenta y cuatro. Feliz Cumpleaños. Clavada. Gorda. La identidad se me escapa (que alguién me explique que estoy haciendo aquiiiiiiiiii PORFAAAAAAAAA). Crisis existencial (otra vez? ah! es que no he salido de la última). Clavos herrumbrosos, la marea comienza a mover el muelle. Sigo queriendo irme a veces. Pero me quedo y voy a nadar y a hacer spinning, o al sauna. Además el pedacito de amor que duerme ahorita en el cuarto de al lado, me necesita aqui, fuerte, pero sobretodo LIBRE del lastre de 44 años de periódicos viejos y de los kilos de más que hoy, conjuro a desaparecer. Wish me luck...Ah! Sicoterapia... y antidepresivos. Que no es un brazo roto COÑO! sino el cerebro...y el alma?
espejito, espejito

jueves, 6 de mayo de 2010

Esperando que me muestres el camino a casa




Anclado, el capullo. Anclada, yo. Te das cuenta al fin que el capullo vacío sigue unido al árbol por tan sólo un hilo...de cordura
de voluntad
de miedo.
Yo varada esperando que escampe.
No caerá mientras lo veas, al menos.
No podré moverme si no soplas las nubes en otra dirección.

Pero espero y espero
y te digo y no escuchas, que me busques y me encuentres,
te pido que me alimentes.
Mientras la primavera no llegue no tengo flores que visitar sino las que tu me pongas en la ventana y las que yo he puesto en el escritorio
como recordatorio
de la posibilidad.
Sé que no puedes leer mis palabras y te envío señales de humo.
Te pongo el semáforo en la puerta.

Si me lanzas la cuerda, te juro que la agarro y no la suelto,
porque necesito llegar a descansar de la lucha contra tanta corriente
y sólo tus brazos pueden brindarme protección durante esta negra tormenta.
Quiero ver el sol y derretirme.

martes, 4 de mayo de 2010

Dónde está la mariposa?


No hay nada. Hastío no mas. Como a los 17.  A pesar que a esa edad tenía una vida por delante, y a los 43 todavía hay quien dice que quizá quede otra.

Al menos entonces estaba rodeada de un millón de seres parecidos a mi...hoy busco a tientas en mi lado oscuro para verme sola en el espejo.

El hijo grita y reclama mi ausencia, el marido reclama, a lo mero macho, mi indiferencia. Yo me arrastro por el piso y la pared buscando las arañitas que tejieron esta enorme red en la que me quedé dormida. También me pasó algo parecido como a los 24. Pero nunca había permanecido tanto tiempo el hastío...la inercia.
Como hojas muertas en primavera: porque cayeron en otoño y llevan meses en el piso, descomponiéndose.
Como agua estancada en un charco, en la que ya no nadan ni renacuajitos que quieran ser ranas.
Como que si el alma se hubiera ido de vacaciones de las que no piensa regresar.
Como el invierno eterno, pero en el infierno.

Aquí está mi capullo deshidratado y muerto, como el de la chicharra que cantó hasta que se le acabó la voz y murió pero nadie la oyó porque estaban atormentados con los gritos llantos aullidos de todas las demás chicharras y bichos que se atreven a ser vocales en vez de ir por ahí en silencio comiéndose a otros bichos...

Desterrada. Despatriada. Desarraigada descarriada desesperada desvanecida destemplada des-alada
Ya no recuerdo el color de mis alas.

Que frío. Hoy es 4 de mayo y la primavera sigue de vacaciones afuera y adentro. A mis recién sembradas florecitas de esperanza hay que taparlas esta noche para que no se congelen. Dijeron por la radio que estará bajo cero, como en mi capullo roto. Quisiera que alguien me tapara a mí, pero no con telaraña, sino con un camión de lana. Los abracitos de mi niño no me alcanzan y no quiero que el se dé cuenta que abraza un capullo vacío. No quiero que se dé cuenta de que la mariposa ya no está.