martes, 8 de julio de 2014

Apuntes del Autoexilio I

"Home" Fotografía de Beata Beniak

Nos pasa a muchos.
Nos pasa a tantos.
Fulanita sueña con los cadáveres en las calles y la gente gritándole que se ponga a cubierto, que ella ya no sabe defenderse en la jungla de Caracas, que la van a matar.
Sutanita va ahora sin los niños. Su mamá y su papá aún viven allá y están solos.
Perencejo dejó a su mamá, solita. No se lo perdona. Se vino por su familia. Por su hija. Por el futuro.

Aquí hay futuro. Allá no. Aquí el futuro todavía depende de ti mismo, allá depende de una bala o un de un decreto infame y caprichoso del malandro de turno en la Asamblea Nacional, digo, el circo ese de las focas rojas. Digo el lodazal, digo, la porqueriza esa.

Y se nos pasan los dias adheridos al monitor esperando que algo cambie. Y cambia, si...aunque nuestra capacidad de asombro no dé para mas...cambia. Para peor.
Mi Capsu dice hoy en su Twitter "Chao, nos vemos en el hartazgo." Yo me pregunto: y es que aún no se han hartado todos? Cómo ES que NO se han hartado todos?

Cuatro, maracas, cachapa, queso de mano. Infancia, adolescencia. "Cuando éramos felices y no lo sabíamos."
La maleta nos pesa.
Los que nos trajimos al país en la maleta estamos jodidos. Y somos demasiados. Se jodió el país también. Pero estamos vivos. Y podríamos ser felices, si tan solo, no tuviéramos la maleta esa alli, estacionada en la puerta.

No podemos concentrarnos en ser felices en el aquí y en el ahora porque llevamos la maleta atada al tobillo con una cadena grandísima hecha de nostalgia por algo que ya ni existe. No sabemos como quitárnosla. Creo que, no podemos. Me pregunto por qué.
Azul, sol, verde esmeralda, risas, calor. El Avila.
Mango, cambur pintón.
Choroní, Canaima, los Roques, los ríos. El sancocho el chinchorro la hamaca. Pelo é Guama.

Todos soñamos con volver y el sueño está hecho trizas...eso es. A quién le gusta que le destruyan la posibilidad de hacer realidad un sueño?

El imperio rojo es asi, todo lo que toca lo vuelve mierda...En eso convirtió al ex país...en una cloaca gigantesca.
Nadie regresa por gusto a vivir a una cloaca. Aunque el corazón siga enterrado en ella.
Sigo buscando el truco, el malabar que me ayude a desprenderme del sueño, que ya no es mas que una angustiosa pesadilla.

Un pana de Facebook me regala un concierto de ranitas de su jardín. Cierro los ojos y huelo el aire de Caracas a la pata del cerro, cerca de La Julia. Lloro. La tierra roja quedó adherida a los zapatos que ya no me quedan y siguen guardados esperando volver. Pero ya no me quedan, pero ya no hay volver...



lunes, 7 de julio de 2014

La Nada


No te conocí. No te amé. No me amaste. No fuimos. No estuvimos. No pasó absolutamente nada en esos 12 meses inexistentes. Lo sé ahora después de 7 meses de realidad absoluta. De desencanto de conocerte de no verte de no amarte de no ser ni estar contigo. Hasta las flores que alli sembraste han muerto...quedaron dos palitos duros, yertos.

Hay sueños hermosos y hay pesadillas, hay alimento y hay veneno, hay nutrientes y hay parásitos. Me envenenó, como a las flores que sembraste, una pesadilla enquistada en el alma cual parásito que se comió lo mejor de mí y dejó una dolorosa NADA.

Ya vá. Un momento.

No pasó nada, pero quedó mucho.
Quedó aprendizaje
Quedó cicatriz
El resto es un cuarto vacío, de cuyas paredes desmontaste cada cuadro. No dejaste ni los clavos.
Menos mal que me quedó el resto de la casa. Paso llave a esa habitación para nunca mas abrirla.
Está en penumbras. Es pura oscuridad y mentiras, pura indiferencia y desidia.

En el resto de la casa brilla el sol y descubrí que es mas bella de lo que yo pensaba.
En todas las demás habitaciones se vé todo claro y brillante y huele a limpio y huele a amor, del de verdad, del que supera pruebas, del que perdona y cuida. Me cuida. El resto de la casa me recibe con los brazos abiertos y agradecida por mi regreso. La casa se viste de gala para mi. Abre puertas y ventanas y me recibe al fin, con todas las maletas: Bienvenida.

Hora de sembrar mas flores en el jardín. Pero las sembraré yo.