domingo, 3 de febrero de 2013

Amor de Bichitos

Ni se buscaban, ni se encontraban, hasta que se reconocieron sin querer en un relámpago de lucidez que les atravesó la neurona destinada a reconocerse en el mismo instante en que se vieron a los ojos por primera vez. A partir de entonces su rarezas ya no les parecieron tan raras porque al compartirlas reconfortan el alma con un calorcito de nido de gallina o de sopa de pollo. Lo malo es que ambos saben que la vida de los bichos es bastante corta, asi que no encuentran como multiplicar los segundos del encuentro por un millón para que les dure la paz del reconocimiento en el espejo.  No hay manera que ella abandone el nido donde el la encontró, y me temo que el seguirá, cual cigarra, cantando hasta que con la voz se le vaya la vida...
Esa mariposa no puede volar...es prisionera de su propia crisálida aunque le haya hecho huequitos para poder respirar...aunque aletea...aletea fuerte!...y ese huracán que provoca alrededor le hace perder la noción del tiempo real y lo transmuta en tiempo onírico.
Ella lo buscó tanto entre pinos y abetos que creyó hallarlo en el escarabajo grande que construyó el nido que habita. Debió buscarlo entre palmeras...aunque estoy segura que no lo hubiera reconocido, cegada por el sol y abatida por el viento como estaba.

Cuando esos bichitos se acoplan, uno de ellos no piensa, solo siente, que las horas pasan, que la vida es corta, que el amor es un regalo del universo y que los instantes duran un segundo, que a la larga puede parecer eterno y que lo demás, afuera, adentro, en una hora en un minuto en un dia en un año...no importa, cuando dos bichitos raros se unen para amarse como que si mañana no existe, el pasado no fué, el futuro es de aire y el presente se acaba cuando empieza.

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