miércoles, 17 de diciembre de 2014

Exurgent e

Foto: Vadim Stein

Dos soledades se encuentran para acompañarse una noche donde desnudan cuerpos y almas en un desorden de sábanas, sentimientos y vacíos.
Te deshaces en semen, sudor y lágrimas en su regazo satisfecho, temiendo haber confesado demasiado de tu verdad triste. No quieres dejarla ir por temor a los fantasmas que te acechan en tu sueño. Probablemente, ella no regrese a tí. Su búsqueda es diferente a la tuya. Aunque te haya hecho promesas y bañado en mentiras para suavizar tus esquinas y calmar el dolor de tus heridas. Lisa Gerrard  al fondo les cubre de nostalgia y teje vuestros vacíos con su voz, en uno solo. Por un instante las soledades se juntan y son también, una. La compasión y la ternura se hacen su espejo en tu rostro y su sonrisa te devuelve amor con fecha de vencimiento: 4 horas mas tarde. Te niegas a dejarla ir porque sabes que al cerrar la puerta tras ella, podrás dormir tranquilo solo mientras su olor siga adherido a la almohada. Vuestra primera, y probable última comunión consumada. Vuestros gemidos de placer tornados en llanto de vuestras almas, sacrificados en el altar de la pena inagotable de un encuentro, que lejos de curar el vacío, lo hace infinito, herida abierta, pozo profundo.