jueves, 30 de septiembre de 2010

El que esté libre de pecado...


...que tire la primera piedra!
Leo y leo artículos y opiniones de quienes saben y de quienes no tanto sobre los resultados de las elecciones parlamentarias en Venezuela y no puedo mas que asombrarme ante la posición de muchos compatriotas, que habiendo o no ejercido su derecho y deber de votar, no hacen si no quejarse de la actuación de la OPOSICION. Me encuentro con gente que dice que no votó por la oposición, si no CONTRA Chavestia. Y eso es grave, porque no sólo denota la misma actitud venezolana de siempre, esa del "voto por este porque es el menor de los males", si no porque pone en evidencia uno, que la oposición aún tiene mucho camino que recorrer para ofrecer una alternativa convincente, y dos, que los venezolanos son unos desagradecidos que no pueden ver más a llá de sus propias narices.
No voy a salir a defender a cada candidato de la oposición, porque vivo en autoexilio y no conozco a la mayoría de esos señores y señoras, pero si me voy a atrever a decirles algo a quienes se consideran opositores al régimen de mi ex-país.
Para ser CANDIDATO OPOSITOR a lo que sea (parlamento, gobernaciones, municipalidades, presidencia) en ese país malgobernado por hienas y alimañas de toda especie dañina y venenosa en el tiempo presente, no basta con ser ambicioso y tener ansias de poder, que es lo que uds. le critican constantemente a esa oposición. Para atreverse a estar en la palestra pública opositora en la Venezuela de hoy hay que tener una tonelada de "guáramo," léase CORAJE, cojones y ovarios bien puestos, porque dentro de un régimen dictatorial, sucio, tramposo, autoritario, agresivo e irrespetuoso, totalmente forajido, esos candidatos, aspirantes a curules públicos están arriesgando sus vidas y las de los suyos, porque sí tienen aspiraciones económicas y políticas (son humanos, no lo olviden), pero la única razón que realmente justifica que se pongan en esa posición, desnudos ante la ignominia de la jauría roja, es que esos seres tengan ideales democráticos y vocación de servicio, además de cualquier codicia y vanidad que pueda achacárseles.
Te pregunto: eres tú, mi querido lector NINI u opositor-sólo-porque-odio-a-chavez, capaz de lanzarte a la calle a exponer tu seguridad personal y la de tu familia por ayudar a Venezuela a salir de esta pesadilla? Nooooo, tu no. Porque el domingo hay que ir a la playa, porque mis hijos me necesitan, porque yo no me junto con esa chusma politiquera, porque tengo mejores cosas que hacer, etc.
Entonces, NO JODAS. Ayúdalos con tu apoyo y deja la quejadera, pregunta que puedes hacer para ayudar en vez de sacarle el cuerpo a la responsabilidad de poner tus granitos de arena, y vigila, eso si, vigila, no sólo que tus electos opositores cumplan con lo que prometieron, si no vela porque permanezcan sanos y salvos para llevar a cabo el trabajo que uds. les pusieron en las manos.
Te gustaría ir a trabajar todos los días en un nido de buitres?
Empiecen a recoger plata para regalarles chalecos antibalas y cascos anti-motín a nuestros diputados, porque ellos no van a ir la oficina a pintarse las uñas y tomar café, van a la guerra, por ellos, por nosotros, por tus hijos, por TI.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Gordas Realidades

Sandro Boticelli, Nacimiento de Venus

Está bien. Lo acepto en público y no me escondo más. Sufro de esa enfermedad moderna que llaman obesidad. La padezco desde niña. Siempre subí y bajé como columpio, haciéndole honores al "efecto yoyo." Pero siempre me las arreglé para lucir "presentable." Hubo épocas de mi vida en las que estuve hasta "buenota," con el sacrificio que aquello implicaba a mi paladar. Siempre me ha gustado la comida, especialmente las comilonas en familia. Y, pecado mas grande, me encanta cocinar, peor aún, cocino bien. Lo último es una maldición, porque si no me encantara experimentar en la cocina como científico en laboratorio, me sería más fácil mantenerme alejada de la tentación. Pero esto es sólo el punto de vista de mi gordita-gourmet interna. Luego viene mi gordita-depre, la que mata cualquier sentimiento o sensación de angustia, felicidad o aburrimiento, además de la nostalgia, la rabia y la tristeza, con comida. Porque la comida soothes, tranquiliza, lo malo es que también engorda. Así que después de 10 años de tratar de tranquilizarme por haberme enfermado de la tiroides y haberme deprimido irremisiblemente, y haber engordado no sé cuantos kilos durante mi embarazo, la tranquilidad me ha costado casi 100 kilos de humanidad, mi autoestima y mi salud.
Siempre me ha parecido que los medios manipulan aquello de la imagen femenina. Siempre he odiado a Twiggy y su ridícula flacura impuesta como modelo de belleza desde los años 60s. Por que no pudimos seguir admirando las curvas de Marilyn? Pero debo aceptar que todo tiene límites y que yo estoy definitivamente GORDA.
Por eso, y para recuperar mi autoestima y mi salud, además de mi energía, me sometí a un procedimiento quirúrgico hace una semana para vencer a mi peor enemigo: mi estómago, quien decidía mi diario acontecer a punta de latigazos de hambre.
Y no me importa lo que piense el mundo, o si soy víctima de las campañas de belleza contemporáneas o no. Yo lo que quiero es ESTAR BUENA otra vez. Sentirme reina y señora de mis carnes y huesos, sentirme como Cleopatra cuando camino, y volver a disfrutar de la ligereza en las acrobacias de mi intimidad. Nadie podrá convencerme ahora de que se trata de una manipulación mediática, porque he estado allí: he sido una diosa, pero he sido también una gorda infeliz. Dejaré que la vanidad sea mi droga en adelante, y en vez de ahogar mis penas en comida, como otros lo hacen en alcohol y otras sustancias, las ahogaré en agua y en amor por mi nuevo yo, quien respetará ahora su cuerpo como lo que debe ser: su templo.

Ver también: Mantequita Anónima 
Espejito, espejito

sábado, 4 de septiembre de 2010

Boletus Edulis y Moras Silvestres


Boletus Edulis señores mios, es un HONGO o SETA cuyo nombre común es Boleto Comestible. Es un hongo robusto con un sombrero que mide entre cinco y 25 centímetros de diámetro. Se encuentra en bosques de robles, hayas y coníferas en zonas colinosas. También es conocido como hongo Porcini, y aquí en Alemania se le conoce como como Steinpilz (hongo de piedra). Es uno de los hongos mas apreciados en la cocina Europea por su carne firme y su textura sedosa con aroma a bosque y delicioso sabor a nuez.
Cuando llegué a este país hace 12 años, mi esposo me convenció de acompañarlo en paseos otoñales en los bosques Brandemburgueses con la finalidad de buscar los benditos "boletos" y a sus hermanitos malnutridos, los Maronen (Xerucomus Badius), que se parecen a los "boletos" pero son mas suaves y menos delicados, tanto en sabor como aroma. Estos últimos también son mas abundantes y sus sombreritos marrones son húmedos y pegajositos. Me enamoré entonces de la experiencia detectivesca y los busco año tras año en todos los bosques alemanes desde finales de agosto hasta principios de octubre, como quien busca un tesoro en el fondo del mar.
En esos paseos durante esas semanas del año, parezco una niñita emocionada cada vez que encuentro un hongo que agregar a mi cesta, y compito con mis dos hombres a ver quién consigue los más y mejores. Mientras recorro el bosque me siento como Caperucita Roja y absorbo todos los olores, colores y texturas hasta que me duelen las pupilas, los poros y las sienes. Durante la búsqueda, suelo atragantarme en el camino con moras silvestres, que por casualidad también se asoman a granel en los arbustos en la misma época de finales de verano.
Al llegar a casa, limpiamos nuestro botín y en la noche los preparo, no sin antes olerlos hasta que ya no huelen, bajo la expectativa y supervisión familiar, en una cazuela de hongos que siempre queda para chuparse los dedos, y la cual solemos acompañar con unas buenas rebanadas de pan de centeno y un tintorro de calidad (un buen Rioja con bastante cuerpo), y a veces  con un vinito blanco bien seco (un Riesling, por ejemplo). También a veces, si la colecta fue abundante, preparo unos buenos filetes de cordero o cerdito para la ocasión, así como unas cuantas papitas asadas.
Esta experiencia anual, es una de las cosas mas maravillosas que he agregado a mi vida desde que vivo en Teutonia. La vida no puede ser mas hermosa mientras buscamos el tesoro gastronómico bajo las hayas, robles y pinos. Y el sol brilla y el cielo está azul (al menos hoy), y nadie nos quitará el producto de nuestro esfuerzo (nota al margen, yo aquí pensando por una fracción de segundo en mi maltratado terruño).
Me voy, que me esperan los hongos en la cocina.