lunes, 7 de julio de 2014

La Nada


No te conocí. No te amé. No me amaste. No fuimos. No estuvimos. No pasó absolutamente nada en esos 12 meses inexistentes. Lo sé ahora después de 7 meses de realidad absoluta. De desencanto de conocerte de no verte de no amarte de no ser ni estar contigo. Hasta las flores que alli sembraste han muerto...quedaron dos palitos duros, yertos.

Hay sueños hermosos y hay pesadillas, hay alimento y hay veneno, hay nutrientes y hay parásitos. Me envenenó, como a las flores que sembraste, una pesadilla enquistada en el alma cual parásito que se comió lo mejor de mí y dejó una dolorosa NADA.

Ya vá. Un momento.

No pasó nada, pero quedó mucho.
Quedó aprendizaje
Quedó cicatriz
El resto es un cuarto vacío, de cuyas paredes desmontaste cada cuadro. No dejaste ni los clavos.
Menos mal que me quedó el resto de la casa. Paso llave a esa habitación para nunca mas abrirla.
Está en penumbras. Es pura oscuridad y mentiras, pura indiferencia y desidia.

En el resto de la casa brilla el sol y descubrí que es mas bella de lo que yo pensaba.
En todas las demás habitaciones se vé todo claro y brillante y huele a limpio y huele a amor, del de verdad, del que supera pruebas, del que perdona y cuida. Me cuida. El resto de la casa me recibe con los brazos abiertos y agradecida por mi regreso. La casa se viste de gala para mi. Abre puertas y ventanas y me recibe al fin, con todas las maletas: Bienvenida.

Hora de sembrar mas flores en el jardín. Pero las sembraré yo.

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