jueves, 6 de mayo de 2010

Esperando que me muestres el camino a casa




Anclado, el capullo. Anclada, yo. Te das cuenta al fin que el capullo vacío sigue unido al árbol por tan sólo un hilo...de cordura
de voluntad
de miedo.
Yo varada esperando que escampe.
No caerá mientras lo veas, al menos.
No podré moverme si no soplas las nubes en otra dirección.

Pero espero y espero
y te digo y no escuchas, que me busques y me encuentres,
te pido que me alimentes.
Mientras la primavera no llegue no tengo flores que visitar sino las que tu me pongas en la ventana y las que yo he puesto en el escritorio
como recordatorio
de la posibilidad.
Sé que no puedes leer mis palabras y te envío señales de humo.
Te pongo el semáforo en la puerta.

Si me lanzas la cuerda, te juro que la agarro y no la suelto,
porque necesito llegar a descansar de la lucha contra tanta corriente
y sólo tus brazos pueden brindarme protección durante esta negra tormenta.
Quiero ver el sol y derretirme.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario