domingo, 13 de mayo de 2012

De Madres y Mujeres


En algún lado leí que la mujer fallece para renacer con su hijo como MADRE en su primer parto. Nada mas cierto, sobre todo si recuerdo que el dolor que sentí durante el montón de horas que duró el de mi único hijo me llevó, en el el último momento, a lo que para mi fue el borde de la muerte, literal y figurada.
En ese quirófano quedó el cadáver de una mujer que mas nunca ha sido, porque la que ahora es, es madre primero y mujer después, y después de años.
Y así vamos aprendiendo con nuestros vastaguitos, que nuestras madres no la tuvieron fácil con nosotras y que tampoco tenían la menor idea de como criarnos. A ellas les tocó igual que a una, aprender sobre la marcha.
Una ventaja si que tuvieron nuestras madrecitas bellas: la mayoría contó con el apoyo de sus propias madres, nuestras abuelas, y el apoyo de tías, hermanas, primas, amigas.
En el exilio, la cosa cambia. Nos enfrentamos solas a una sociedad ajena que a ratos nos parace hostil, aunque tenga sus ventajas. Pero lo peor es educar a nuestros críos sin el apoyo moral y físico que nos brinda la estructura familiar en la cual crecimos nosotras. Y lo mas triste, es la distancia inevitable entre nuestros hijos y nuestras familias.
Nuestro papel en sus vidas entonces se multiplica y nuestras expectativas de nosotras mismas crecen con el reto de transmitirles, sin imponérselas, una cultura que les es ajena, un idioma que es parte de su herencia y una visión amplia del mundo en el que les tocó nacer.
La tarea es titánica cuando nos damos cuenta de la soledad en la que nos encontramos a nivel de interacción social, porque es esa sociedad la que apoya la labor de la madre en casa. Pero la sociedad en la que escogimos vivir es bien diferente a la que dejamos atrás.
Asi, nos sentamos hoy, afortunadamente bajo un sol radiante, a pesar del nuevo descenso de temperatura, a disfrutar del regalo de la vida representada en en nuestros hijos, agradeciéndo la fuerza que nos brindan sus sonrisas, la tranquilidad que nos brinda el contexto del país que nos dió cobijo, y los errores ortográficos de una tarjeta escrita en bellísimo español, con un gran corazón rojo que te asegura que a pesar de todo, lo estás haciendo muy, pero que muy bien. Aprendamos a disfrutar estos regalitos diarios del universo y todos los dias, serán nuestro dia.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario