martes, 15 de marzo de 2011

Sayonara Tierra?


Está visto que el ser humano se basta y sobra para autodestruirse. Ni siquiera la extrema violencia de la naturaleza en sus expresiones mas crudas se acerca a la capacidad autodestructiva del hombre, quien esgrime el "progreso" para justificar cualquier riesgo.
Es así, como Japón se encuentra ante las puertas de un cataclismo, provocado por la naturaleza y empeorado por la amenaza de una catástrofe nuclear de proporciones inimaginables.
Estuve en Japón en la primavera de 2004. Durante mi corta estadía en ese país tuve la fortuna de compartir con una colega nipona, amiga de los tiempos de la universidad, y con otro colega, también de la universidad, estadounidense, a quien la cultura japonesa sedujo de tal manera que terminó quedándose definitivamente por aquellos lares.
Yo quedé fascinada por un mundo que me pareció totalmente distinto a cualquier otro que hubiera visto en mi vida, y a pesar de lo apretujaditos que viven los japoneses en sus islas, me llamó mucho la atención el cuidado que le prestan a lo que sobrevive de su naturaleza.
El reciente terremoto y el consecuente maremoto causaron daños indescriptibles. El mundo sufre con los japoneses cuando vé las imágenes de regiones enteras siendo asoladas por el agua. A nadie que conozca la mentalidad japonesa le cupo la menor duda, de que a pesar de esta tragedia, los nipones se recuperarían rapidamente y reconstruirian sus contextos y sus vidas mirando hacia atrás sólo para aprender de sus errores. Para eso cuentan con su cultura milenaria, su tezón y su disciplina.
Pero el peligro no ha pasado, y mientras siguen habiendo réplicas del terremoto (hasta ayer, cada 30 minutos, según me reportó mi amiga desde Tokio), los reactores nucleares de Fukushima amenazan con estallar, multiplicando así no sólo el número de víctimas provocado por el desastre natural, sino multiplicando exponencialmente el perímetro de una inminente catástrofe. No necesito abundar en los detalles de lo que significaría un estallido nuclear. Tenemos que presenciar como un pueblo entero se enferma y muere de cáncer? Dios quiera que no.
Tuve la suerte de crecer en un pais donde nunca se oyó hablar de energía nuclear, hasta la llegada del loco bipolar de Miraflores, que cree que se la está comiendo cuando dice que vá a construir plantas nucleares como que si son la gran cosota del progreso, sin siquiera informarse de lo que se trata realmente y sabiendo que el pais NO las necesita. No nos hace falta asumir semejante riesgo. Para eso contamos con el recurso natural mas valioso de todos: el agua. Hasta que Gorilón llegó al poder teníamos electricidad hasta para exportar. Claro, por ausencia de inversión y mantenimiento después de 12 años, ya no alcanza ni para suplir al pais...
Pero Japón en un pais pobrísimo en recursos naturales, y es por eso, que ante la necesidad de desarrollo económico recurren a la energía nuclear.
Aqui en Teutonia se prendió el debate una vez mas y los alemanes han salido a la calle a exigirle al gobierno un cambio radical de su política energética. La señora Merkel salió ayer a decir que si, que ya vá...pero será sólo porque la semana que viene hay elecciones regionales? O estará verdaderamente dispuesta a echar para atrás las propuestas aprobadas por el parlamento el año pasado que extendieron la permisología de varias plantas que no cumplen con los modernos requisitos de seguridad?
Además, el problema es que no es sólo Alemania la que tiene que apagar sus reactores, es toda Europa! Sin ir mas lejos, Francia tiene como 40 plantas, todas ubicadas al este del pais, muchas colindantes con la frontera alemana, porque en caso de un accidente nuclear...a dónde sopla el viento? Hacia el este pues! Hacia Alemania! Asi que qué ganamos con cerrar las plantas alemanas y no las francesas, italianas, suizas? Naranjas.
Ahora ando como con angustia, aunque mi cerebro me dice que me quede tranquila, porque lo que ha de ser, será. Pero no puedo evitar que se me encoja el corazón cuando veo las imágenes que nos llegan de Japón. Nos queda sólo rezar y esperar que puedan controlar los reactores, y rezar pero actuar, para que los gobiernos del mundo entiendan que el precio de nuestro modus vivendi es cada vez mas alto, y que a la final, nos quedaremos sin nada.
La tierra llora.


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