miércoles, 27 de octubre de 2010

Celebrando la Vida con los Muertos


Para culminar por este año con los cuentos de brujas, vampiros, muertos, paganos y creyentes de cualquier cosa, me gustaría hacer una breve referencia a la celebración del Dia de Muertos que se celebra en México durante la noche del 1 al 2 de Noviembre.
Desde tiempos de los aztecas en México se considera que cuando alguien muere, su espíritu permanece vivo en Mictlán, un lugar donde residen las almas. A nosostros nos enseñaron que se llama cielo, pero el nombre no importa. Los aztecas, como muchos cristianos, creían que ese hermoso y plácido lugar había sido creado por dioses benévolos (y siguen las coincidencias) para que allí vivieran las almas tranquilas, hasta ese día en el que regresan a sus antiguos hogares para visitar a sus respectivas familias. Ese día está lejos de ser un dia triste. Cada año se celebra el Dia de Muertos con alegría.
Es bien conocida la maravillosa hospitalidad de los Mexicanos (yo la he experimentado en carne propia), así que cómo no botar la casa por la ventana cuando vienen sus propios parientes de visita aunque estén muertos?!
Hay que atenderlos bien para que se marchen felices y satisfechos, claro!
Así que se construye un altar en el que se monta un banquete en TODOS los hogares mexicanos, desde los más humildes hasta los más pretenciosos. Es una explosión de color y creatividad, donde cada familia brinda lo mejor de si para festejar a sus muertos.
En los mercados y tiendas comienzan a venderse, semanas antes del evento, toda clase de adornos y miscelánea para la decorar y amenizar la fiesta. Cadenetas de papel, esqueletos de papel maché y alambre, calaveras de todos los tamaños y colores y también de muchos sabores, porque algunas son también para comer.
También se adornan las tumbas en los cementerios con muchas flores y velas y se prepara el Pan de Muerto. El camino del cementerio a los hogares también se adorna con flores, para que los muertos encuentren mejor el camino a casa (como Hansel y Gretel con sus miguitas para marcar el sendero).
A mi me parece una costumbre muy bonita. Una tradición de la que los mexicanos pueden estar orgullosos, sobre todo porque nunca dejaron que la Iglesia se las arruinara con algún dogma. Oops! ahora me dieron ganas de comer tortillas con rajitas y guacamole...

Altar con ofrendas

Calaquitas de dulce

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